El patrimonio es el legado que heredamos del pasado, con el que vivimos hoy en día y que transmitiremos a las generaciones futuras.
Nuestro patrimonio cultural y natural constituye una fuente irremplazable de vida y de inspiración.
Definición UNESCO
La historia de Ibiza ha sido narrada a lo largo de los años por diferentes historiadores y escritores. En este espacio que hemos dedicado a los aconteceres de la historia que fueron marcando las diferentes culturas que pasaron por la isla, decidimos compartir los links de 8 artículos que escribió la escritora norteamericana residente en la isla, Emily Kaufman, en los que nos lleva a sumergirnos en un viaje por la historia de Ibiza, a través de los siguientes artículo publicados en la revista Ibicasa
Cueva de Es Culleram
La cueva de Es Culleram se encuentra al noreste de la isla de Ibiza, a 100 mt sobre el nivel del mar, en la ladera meridional de una de las cimas de Sa Serra des Port. El nombre de Es Culleram está en catalán y alude a “lugar donde abundan las cucharas”, denominado así por la multitud de fragmentos encontrados de cerámicas que muy bien se asemejaban a las cucharas o a partes de ellas. La investigación etimológica ha sido argumentada por Enric Ribes i Marí en el seno de la Comissió Tècnica d’Assesorament Lingüistic de la Universitat de les Illes Balears.
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En el año 1907, siguiendo noticias dadas por campesinos locales, que hablaban de una cueva en el territorio de San Vicent de Sa Cala en la que habían encontrado restos de alfarería antigua, una expedición financiada por Juan Ramón i Calbet, llegó a Es Culleram el 17 de julio de ese año. Los trabajos realizados en la expedición se prolongaron por varias semanas, hasta agotar el yacimiento, dada la gran cantidad de los hallazgos. Estos incluían más de 600 figurillas femeninas de terracota en buen estado, atribuidas a representaciones de la diosa Tinnit, y más de 1000 cabecitas de figuritas rotas, además de pebeteros, placas y pedazos de vasijas del mismo material; un león de hueso o marfil carbonizado, varios cipos cónicos, un altar y una cabeza de león, como también fragmentos sueltos de hierro y cobre. Se dio también la noticia de la existencia de una gran cantidad de cenizas, todo ello extraído del interior de la cueva. Los materiales encontrados llevaron ya entonces a identificar Es Culleram con un templo dedicado a la diosa Tanit, aunque las cenizas y restos óseos hicieron también pensar que, con posterioridad, el lugar había sido destinado a enterramientos —en lo que parecía un cementerio sagrado de las sacerdotisas del santuario usado paravíctimas sacrificales—; sin embargo, con el tiempo, se pudo demostrar que los huesos encontrados pertenecían sólo a animales.
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Algunas de las más de 1000 terracotas de producción local encontradas en Es Culleram se han identificado todas como representaciones de la diosa Tanit. Las figuras femeninas en forma de campana eran realizadas en molde (s. III a.C y s. II a.C) y representarían a la diosa Tanit. Este tipo se caracteriza por llevar rasgos faciales bien definidos, un manto de alas de tres capas de plumas con bordes geométricos y una flor de loto; un pectoral sin decorar y un kalathos liso sobre peinado partido y dos trenzas hasta los hombros. Se ha llegado a pensar que podrían haber sido elaboradas por un taller alfarero cercano al santuario, y las figurillas se fabricarían casi en exclusiva para los fieles del santuario, que las adquirirían para su posterior ofrenda.
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Dieciséis años después del descubrimiento de Es Culleram, en el año 1923, un campesino ibicenco llamado José Marí Marí, halló por casualidad en un talud de escombros, a la entrada de la cueva, una plaquita de bronce escrita con letras fenicio púnicas en sus dos caras, fruto de dos momentos históricos distintos. La inscripción más antigua comienza con la mención inicial de la divinidad receptora de la dedicatoria que, en ese caso, es un dios de nombre doble, Resheph Melqart, deidad sirio-cananea. El culto a Resheph-Melqart, de naturaleza ctónica, pudo llegar a la isla en un período temprano, desde cualquier área del asentamiento fenicio o, también, desde Cártago, donde un culto institucionalizado a Reshehph debió estar en vigor. La transcripción epigráfica datada del s. V a.C. dice: “Al señor, a Resheph-Melqart, este lugar ha dedicado Eshaddir, hijo de Esh [y(?)], hijo de Birgad, hijo de Eshmunhill[es]”La segunda cara de la plaquita de bronce parece probable que fuera inscrita en la segunda mitad del s. II a.C. por un perfecto conocedor del alfabeto púnico, pudiendo ser el mismo dedicante un sacerdote, por su vinculación con el santuario y porque muestra una amplia destreza en la escritura. La transcripción y traducción de la cara B de la plaquita dice: “Ha hecho, dedicado y renovado este muro de recinto Abedshmun, hijo de Asdrúbal, el sacerdote, para nuestra señora, para Tinnit, poderosa y la Fortuna. Y él mismo fue el constructor”. La placa permaneció en el poder de José Marí Marí por los seis años posteriores. El museo de Arqueología de Ibiza intentó adquirir la placa, pero su propietario no accedió a venderla sin que quedaran claros los motivos. La pieza fue, finalmente, comprada en 1929 por Juan José Senent Ibáñez, funcionario alicantino que se encontraba en aquel entonces en la isla, quien era una persona interesada y activa en asuntos históricos y arqueológicos, que ocupaba por aquel entonces el cargo de Secretario de la Comisión de Monumentos de su provincia. Aunque algunas autoridades del Museo de Arqueología de Eivissa y algunas personas involucradas en la compra de la plaquita, en vano, reclamaron e hicieron peticiones formales para que la placa fuera recomprada por el Museo ibicenco, ésta entró a formar parte de los fondos de la Comisión de Monumentos alicantinos que tuvo un Museo Provincial y que luego pasó a llamarse Museo Arqueológico de Alicante, donde la plaquita está expuesta desde el año 2002, año en que se fundó dicho museo.
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Durante los últimos decenios del s. V a.C. y la primera mitad del s. IV a.C. cuando la isla estaba en pleno auge debido a un programa de colonización agrícola, fue cuando se consagró Es Culleram como un lugar de culto convirtiéndose en referente para las nuevas comunidades del área. Los fieles venían de diferentes partes de la isla y también de lugares más lejanos, partían su peregrinaje de la Cala San Vincent, atravesaban el valle y subían por la ladera del cerro hasta llegar al santuario. En cuanto al ritual, sacerdotes, sacerdotisas, músicos y otros ayudantes del culto recibían a los fieles y gestionaban las ofrendas cruentas (animales), las no cruentas (frutas, flores, aceite, miel, etc.) y los objetos ofrecidos con significados simbólicos diversos. Los fieles no entraban en el santuario, pero sí hacían uso de estructuras y espacios ajenos, como la cisterna, donde se realizaban las abluciones vinculadas con la purificación de los cuerpos. La estructura del santuario era tripartita: un primer patio o atrio donde se ubicaba el altar y se realizaban los sacrificios animales; un segundo espacio, ya en la cueva, donde podría situarse la imagen de la divinidad; y en tercer lugar, la parte más profunda de la cavidad, utilizada como bothros o lugar de entierro de las ofrendas. Actualmente sólo se conserva la tercera estancia interior de la cueva. No se sabe con claridad si en el s. IV a.C. o en la primera parte del s. III a.C., durante la primera fase del culto fenicio-púnico, el culto tuvo continuidad en la cueva. Es posible que se diera una discontinuidad o bajara su intensidad. Sin embargo, en la segunda mitad del s.III a.C. y en los dos siglos posteriores, vuelven las pruebas de culto en la cueva, que coincide con el crecimiento de la población de San Vicente de Sa Cala, cuyos habitantes debieron ser los mayores sostenedores del culto. Entre el s. III a.C. y el s. II a.C. la mayoría de las estatuillas ofrendadas son de terracota y es de este período, cuando se hace la inscripción de la segunda cara de la plaquita de bronce encontrada en 1923, que confirma la vinculación del santuario con la diosa Tinnit. Se trata de un momento álgido de dicho culto en Es Culleram, cuando la gruta no era sólo un lugar sagrado, sino también un santuario organizado, en funcionamiento, como otros templos construidos. A pesar del turbulento período, con la sucesión de las guerras púnicas que afectaron a todo el Mediterráneo y también a Ibiza, sobre todo, en la segunda guerra; es el período de mayor bonanza económica para la isla. Luego, debido a la reducción de restos encontrados, se da una interrupción del culto, hasta que se atestiguan nuevos restos que datan del s. I d.C. y del s. II d.C. Después de esta fase, se puede hablar del final del uso de la cueva como santuario. En 1998, la cueva fue adquirida por el gobierno de la isla, el Consell Insular, que la rehabilitó y la abrió al público como yacimiento arqueológico.
Textos del libro Las Inscripciones de la Cueva Santuario de Es Culleram (Ibiza), estudio epigráfica a los 100 años de su descubrimiento de José Angel Zamora López.
Adaptación realizada por Flor M. Torres Larraguibel
Textos adaptados por Flor M. Torres L.